lunes, 27 de agosto de 2012




Hace ya tiempo que dejé de pensar en lo que valen las sonrisas. 

Y empecé a calcular las mías. Al día, sonrío en un promedio de catorce veces, y joder, sí, es otra puta casualidad. Demostrado queda que sonrío más cuando llueve y cuando estoy a solas, puesto que en este último caso son siempre 'mis sonrisas' y no las que sueles fingir por que la otra persona te la está demandando con mirada de compromiso. También dependen de las fechas, si, de las fechas; y de lo que signifiquen estas para mi, pero no voy a entrar en ese bucle ahora.. Los actos, los gestos, las palabras.. Pocas de ellas, pero prometido que al oírlas poco puedo hacer para aguantarme y no esbozar una de mis estúpidas, insensatas y delatadoras sonrisas.

A otro tema; Soy gilipollas. Por que, realmente.. ¿Quién valora hoy en día una puta sonrisa? Vamos, todos sabemos que las emociones y sus expresiones físicas dejaron de impotarle al mundo hace ya tiempo y que ahora sólo puedes sonreír y esperar una igual de vuelta si estás cerrando un contrato millonario o eligiendo compañera de asiento trasero en un bar de carretera. La vida y sus cosas. 
 No me gusta mi sonrisa, pero me gusta su sensación; me gusta regalar algo de mi sin ser ello algo físico ni pagado. Me gusta hablar sin palabras y, joder, ¿Qué mejor 'Sí' que una sonrisa?..

Bueno, estoy seguro de que no entendéis a lo que quiero llegar con todo esto, así que acelero el proceso; está bien vivir en la nostalgia, llorar de vez en cuando y echar de menos; es algo inevitable. Pero aún así, y entre pena y pena (ya sabéis, para romper la rutina...) siempre está bien sonreír, cual chupito, que te tomas viéndolo ahí, tan poquito y tan nada pero que después del catorceavo comprendes aquello que se dice de la felicidad; 'Que viene en pequeñas cantidades.'











Todos estamos aquí por casualidad; asique; sonrie todo lo que puedas. 





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