lunes, 24 de diciembre de 2012

Propósitos 2013




Sonreir más,callar menos. Llorar es aburrido, asique lo dejamos para el próximo año. Vivir, que a veces se nos olvida. Ser loco. Estar loco. Volverme loco. Hablar, gritar, susurrar, cantar. Gritar cantando.. Hacer promesas. Cenar fuera de casa cada viernes. Salir los sábados. Poder decir 'noches que no recuerdo con amigos que nunca olvidaré'. Ir al cine. Quedarme en casa sin hacer nada. Comer helado de chocolate hasta odiarlo.
Dibujar cosas que nunca van a existir. Fotografiar olores. Hacer fotos, muchas, demasiadas. Abrazar. Echar de menos. Perderme y que nadie me encuentre. Perder la noción del tiempo. Aprender de cada situación que nos pone el destino. Madrid centro y unos amigos con los que reirme. Sentirme bien conmigo mismo, porque soy como quiero ser y no como los demás me dicen que sea. No conocer el límite de las cosas y traspasarlos. Llevarme bien con el Karma. Hacer buenos amigos. Escribir cartas que nunca mandare. Nunca fallar a nadie. Tragarme el orgullo. Correr cuando hay que rendirse y levantarse cuando hay que sentarse. Hacer feliz a la gente que se lo merece. Coleccionar cosas sin sentido, o mejor, coleccionar billetes de avión. No preguntarme el porque de las cosas. Sentirme especial. Tachar días del calendario habiendo aprendido algo nuevo. Intentar las cosas y conseguirlas. Conocer gente nueva. Saltar en paracaídas... vale, no, pero algún día de mi vida. Celebrar mi cumpleaños en algún sitio especial. Cortarme el pelo y arrepentirme. Reir mucho y con quien más quiero. Ver amaneceres y atardeceres, solo o en compañía. Pasar más tiempo con mi familia. Que este verano sea inolvidable. Recordar. Ser libre. Hablar horas por teléfono. Pasar horas interminables estudiando. Decir siempre la verdad. Desayunar un cola-cao como cada mañana de mi vida desde hace quince años. Ir a conciertos, muchísimos conciertos. Perder el tren. Perder gente y aprender. Comer tarde. Ser más justo. Dejar de quejarme tanto. No despedirme nunca de nadie. Empezar las conversaciones yo. No esperar nada de nadie. Quererme más. Y... para empezar no está nada mal. Querido 2013.


jueves, 20 de diciembre de 2012


El café se enfría en la bandeja del desayuno. Ella sigue dormida. Yo me levanto y me pongo a trabajar en el despacho.
(Y pensar que me quedaba horas viéndola dormir, sin importarme el café y mucho menos el trabajo. El primer beso, sin canción. El primer polvo sin compasión. El primer "cuelga tú" y pensar lo gilipollas que pareces. Tocar el cielo o incluso robarlo. El primer ciego juntos. Ciego de amor. Ella borracha gritándome idioteces. Su existencia formando mi esencia. O algo así. Mil cartas cuando no nos veíamos. El corazón a dos palmos de mi pecho. Conocer a sus padres. Volverme loco por ella. Ser loco. Estar loco. Quererla a morir. Qué bien suena. Viajes: París, Londres, Cancún, Islas Açores...
Cada vez más X en los mapas. Deshacer maletas. Polvo de "ya estamos aquí".  Abrir las persianas.
Mirarme en el espejo: ¿Qué cojones somos, cariño? Hemos cambiado tanto... Ni tú eres ella ni yo soy yo. Lo que el tiempo toca lo convierte en mierda. El amor desgasta. Ahora te veo dormir y sólo quiero que te despiertes lo antes posible para recoger la habitación y ponerme a hacer cosas. Tú ni esperas ni quieres que esté a tu lado al despertar. Nos queremos por todo lo que recordamos. Por el pasado. ¿Sabes? Sigues siendo igual de bonita que siempre. Por lo menos ni el amor ni el tiempo han podido con eso. Pero ya no somos nosotros. Todo acaba. Aunque no queramos.)
El café se enfría y el amor se convirte en cenizas. Despierta, te estoy esperando como antes.



Silver García.



domingo, 16 de diciembre de 2012

Aviones de papel, papiroflexia y sus cosas..


No quieras saber las veces que he pensado que tú y yo no somos más que una mesa de algún andrajoso bar situado en medio de un aeropuerto intensamente transitado; con mil vidas turísticas que embarcan y desembarcan sonrisas, intentado no pasarse con el peso de los sentimientos...


Tú y mis latidos están ahí, inmunes a todo el caos que está a su alrededor; como congelados en el tiempo. Helados por el aire que entra por esa puerta que se desliza por sus raíles cada vez que un par de zapatos cruza la línea de salida hacia una nueva aventura. 

Nuestra mesita es de las metalizadas, acompañadas por dos gélidas sillas que hielan cada uno de los suspiros. Si decides tomarte un café sentado en ellas; por mucho que éste se empeñe en calentarte el cuerpo después de un largo y turbulento vuelo.

Las personas que se cruzan ante nuestra escena se reflejan en la vacía y huellas dactilares;se mezclan con el humo, se ahogan en el último trago no dado de ese vino de mierda que venden en el duty free, y parecen atraídos por la idea de que lo único que me recuerda por qué página voy de mi propia historia es un billete de ida hacia mi futuro... Sin usar, sin arrugar; caducado. Pero tan presente cada vez que abro mis 140 páginas que hasta puedo notar la inercia del despegue al imaginarme ahí; en un sillón cómodo, no como estos. Con una ventanilla por la que se vean los problemas y sus personas tan diminutos que no logren ponerme nervioso con el ruido de sus pasos. Con un sueño, y no helado de frío por ver como otras aventuras alzan el vuelo, mientras mis ganas se ahogan en una copa llena de alcohol barato...

Quizá algún día deje atrás esta imagen de nosotros; quizá algún día me atreva. Pero hasta entonces esperaré aquí sentado a que uno de los vuelos a tu corazón tenga una butaca para mi....en business class.




sábado, 1 de diciembre de 2012

Diciembre,invierno,frio,música,luces, Gran Via

Y su luz nos ha dejado de volver tan locos. Ciegos, nos deja ciegos, y lo único que puedo decir
es que si esta noche no me oyes, supón que ha llegado el invierno a nuestra ciudad. Es una pena, una pena que lamenta hasta el cielo, que sumerge en acto de luto las pequeñas casas de mi cuidad a la decadencia de una luna llena. ¿En realidad? En realidad no ha pasado absolutamente nada aquí, dentro de mi; supongo que simplemente ha llegado el frío..


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Ese día que soñé contigo me lo inventé. Ya sabes, mi imaginación nunca para quieta y hasta la nieve baja de vez en cuando a escuchar estas historias que me monto yo solo cada madrugada. Ingenuo, y más que eso, cuando cada noche fue por ti por quién dejé de apagar la luz de mi ventana solitaria, aún sabiendo y lamentando que no es más que un deseo que termina de cumplirse al abrir los ojos. No me lo tengas en cuenta, no te lo voy a susurrar, ni recriminar, ni suplicar.. Tengo a esta luna que se sumerge cada anochecer en mi mente, convirtiendo el viento de mis recuerdos en una ligera niebla para hacerlos más llevaderos y borrar esta culpa. Esta culpa que ahora no pesa al pensar en que si no he vuelto a tus brazos, es por miedo a resbalar. _¿Y tú, qué es de ti? No me mires así, no me respires de esta manera y échale todo el desliz a las semanas, a esos siete días con sus mentirosos amaneceres aún sin dormir discutiendo sobre quién amaba más a la lluvia. Cállate, olvídame, y deja de hablarme con esa voz baja y mía, mía por todas las veces que consiguió hacerme tuyo aún yo sabiendo que no debía, mía por saber decir lo que querías oír cuando yo no quería hablar, mía por hacerme temblar aún sin sentir frío, mía por ser mi banda sonora cada mañana.. 



Ahora no quiero más, no puedo más; así que me limitaré a convertirme en nieve para caer sobre tus pestañas y seguir siendo el único capaz de producirte esos escalofríos