sábado, 25 de febrero de 2012

A la mínima de cambios, en 0,0 segundos estas en la oscuridad.

No te escondas, ya no hay vuelta atrás, las cosas suceden sin explicación, unos dias se vive feliz y otros toca esconderte, y en esos dias, yo he encontrado mi propio escondite.


+¿Dónde?


-En la oscuridad.
Lo importante no es como se hacen las cosas, si no el qué. A los demás no les importa como lo has hecho, solo les importa el qué has hecho.
Hoy me he dado cuenta de que escuchando algunas cosas te llegan dentro...
-La buena foto, no es aquella que está hecha con la mejor cámara del mundo, ni la que tiene los efectos más dificiles de lograr. Es aquella, a la que miras y te preguntas: '¿Por qué llevo veinte minutos mirando esto?'
Es aquella en la que lo que realmente importa es lo que aparece en ella, lo que te cuenta. Hay gente que no entiende esto, gente mucho más mayor y con más experiencia. Lo bueno es que te puedes reir de ellos.
Mira, un ejemplo. No se si sabes cual es la foto del contrabajo y el músico.
-No, la verdad es que no tengo ni idea de cual es.
-Pues mira, es una foto en blanco y negro de un día de lluvia en la que aparece un hombre que va corriendo con un paraguas, pero debajo del paraguas, no está él, está su contrabajo. El hombre está empapado, al igual que las calles de Paris, pero encambio su contrabajo esta 
seco, completamente seco.
Esa foto quiere decir que ese hombre que corre por París llega tarde a un ensayo y que lo más preciado que tiene es su contrabajo, con él se gana la vida, si le pasara algo su vida se arruinaria.
Fdo:RLG.

domingo, 12 de febrero de 2012

Despegamos.

Abre los ojos y abróchese el cinturón y olvídese de todos sus problemas.
Bienvenidos al vuelo destino: "¿Quién sabe?" 
La visita es gratuita,solo imagínese donde quiere que este y póngale imaginación.
Hola, buenas noches, bienvenido a mi realidad, donde el la vida es una cosa que puedes hacer lo que quieras con ella donde el blanco es negro y el negro nadie sabe donde se perdió
Café, guantes, gorro.
Y una ciudad donde perderse.

Desde las alturas de la ciudad como encima del Empire State pero en París, que ya no es París porque desde las alturas se ve que desde la Torre Eiffel nada es perfecto. Cruzando el puente de Brooklyn de los sentimientos estúpidos y de las mariposas en el estómago. Ambos sabemos que solo esperamos a que el semáforo se ponga en verde. Pero las calles están mojadas, no para de llover, despegamos, arrancamos, y acabamos en nuestra casa con las cuatro paredes y el recuerdo de una tarde (para mi una vida) juntos.
-¿Qué vamos a hacer hoy?
+Escaparnos.

sábado, 11 de febrero de 2012

Bailando un talgo con tu lengua





Levantarse y que nos espere el mismo café de todas las mañanas, pero solo veo que estas tras esa ventana, en el otro edificio. Y nos distan tan solo unos pocos metros, pero hoy aquí, mañana quien sabe, princesa.





"La vida en pareja no es como en tu casa de muñecas,
aquí princesas no hay castillos de ensueño"


A tres bandas.


Be the best, fuck smoke the rest.

viernes, 10 de febrero de 2012

No se apaga la luz
pero en el suelo hay sangre
no soporto una cruz
y no diré que sé
lo que es el hambre
escribo de rodillas sobre el suelo
retando a las manecillas
del reloj de oro
no sé que hay ahí fuera
no sé qué hay aquí dentro
guardo certidumbres efímeras
y costumbres ya extintas;
guardo carboncillos y guardo tintas
y tú qué sabes de mi vida
si la tuya no es como la pintas


Y así termina.

Se me ha deshecho el invierno entre las manos. Hoy, que los cerezos no son solo flores y yo vuelvo a tener tres años y no sé decir ni hacer nada: tengo que hablarme seriamente, tener una conversación conmigo mismo, sin risas, los dos escuchando y contando, yo y yo, psicólogo y psiquiatra, depresivo y loco. Esto no puede seguir así. De ello me di cuenta ayer a la noche, cuando aún no había cota y llovía. (Oh, acaba de empezar a nevar, qué coincidencia) Pero no encuentro tiempo para estar conmigo a solas.

Se me ha deshecho el invierno entre las manos. Hoy, curiosamente hoy que caen trapos como eneros. Como un saquito de nieve que se vuelve, al apretarlo, piedra y agua al mismo tiempo, pues igual. Así se me ha deshecho. De pronto, en mis narices, el invierno (ese que huele a mandarinas, a detergente, a noche temprana y escalofríos) humeando sobre mis manos anestesiadas. No sé cómo ha podido pasar, yo estaba mirando por la ventana, hacía sol, un sol estupendo, helado y naranja, como tamizado por unas gafas de ventisca, y de repente pasó. Pasó que el invierno se redujo a un pequeño dolor en las costillas. Nada, un leve pinchazo vulnerable a las aspirinas. Una caricia excesiva. Un arañazo nocturno y femenino que hizo que enero, de esta forma, dejara de ser enero y de ser invierno. No sé si el otoño, si la primavera según el orden. No lo sé. Quizás verano y el mar vuelva a tener horizonte y el horizonte crema del quince o más por toda la cara. No lo sé, pero invierno seguro que no  porque el sol, cabeza de aguja, bombilla de bajo consumo, se hinchó como un globo de agua se hincha en una fuente desmedida, una de esas que ni siquiera sirven para beber porque tienen tanta presión que uno se moja entero si se atreve a acercar la boca. Pasa igual con muchas mujeres: cuidado al acercar la boca. Cuidado, porque te pueden dejar perdido.

PD: Ya ha parado de nevar


lunes, 6 de febrero de 2012

Hoy aquí, mañana quién sabe, princesa.

No se muy bien ni porqué lloro, no sabría entenderlo, se me pasa por la cabeza una sensación de verano, mucha gente acaba harta del verano, de la arena en los zapatos, del sol, del moreno en la piel, pero yo estoy harto de este invierno. De los hipócritas, los mentirosos, los que creen que la sociedad es escalar pisando a otros, de los chubasqueros, las chaquetas, las bufandas y de tener la nariz roja cuando quiero ir a dar un paseo.
Pero fíjate tu, lo único que salva mi invierno, es que por una temporada, la oscuridad es la que manda.


Ella dijo:


"No, no lo se bien si es Italia, pero si se muy bien que es el puto lugar.
Desde donde estoy noto tu mirada en mis pasos, seguros y firmes. Sin que me importe que los susurros y miradas de la gente se posen en mi. Si, es lunes a las 12:03 del mediodía, voy de punta en blanco: Vestido que siempre soñé, uno de esos que no se ve todos los dias, tacones altos, y pelo despeinado, sin más. La chica de la mesa del fondo, me mira despectivamente por haber dejado en el altar a ese hombre tan gentil, demasiado perfecto para mi, así soy, si me enjaulan me escapo, y si me dejan libre me quedo.
Odio los taxis, así que...¿Porqué no ir andando? 


Tacones en mano, sin que me importen las miradas. Como no, un poco tarde entre las galerías de calle de veleta, y ahí esta a quien esperaba, sin que se fije mucho, me acerco, cojo el libro, leo por quincuagésima vez el título "Hoy aquí, mañana quien sabe, princesa". Y mi parte favorita, los agradecimientos, "A ti, que aprendiste a ver la luz en tu amada oscuridad".


Me acerco, el no se da cuenta, me dice sin mirar:
¿Cómo te lo firmo?
Le digo:
Simplemente ponme: De un idiota para una amiga.


Alza la mirada, sorprendido dice:
-"Bonito vestido, sabia que no llevarias el típico vestido blanco con cola" 


+Me conoces bien, no hay boda. Ya sabes, hoy aquí mañana en... ¿Nueva York? 





jueves, 2 de febrero de 2012

Decir los "tequieros" con el corazón y no con las palabras.






Perdóname, 
Pero te quiero
de verdad.


















"otro invierno más sin ti"
SER
ESTAR
PARECER
agobiados
deprimidos
acojonados
hastiados
asqueados
cabreados
parados
YO

NOSOTROS
(Pero no un "vosotros")
mirando la tele
abobados
hipnotizados
caras largas
incluso un poco anchas
ELLOS
con la cartera bien cosida
con nuestros sudores
con vuestros desvelos con vuestras madrugadas
YO
TU 
indignados
Pero callados.
La verdad, que todos van a lastimarte pero solo hay que encontrar la persona que merece la pena
Hoy he soñado con Venezia y, de repente, al despertar, te echaba de menos. Corrí desnudo hasta la ventana y lo vi. Era París aún sin inundarse. Me inundé. Me inundé un poco. Y te eché de menos mientras la cafetera absorbía el agua y soplaba el olor de los despertares. Sobre la mesa dos tazas. Un cigarro blanco y larguísimo que chupé hasta que la lluvia acabó con las aceras. Venezia, vestida de verde, tenía la pinta de tus ojos hechos con la madera húmeda de los muelles.
Esta mañana te echaba de menos. No durante la noche. No después de las once. Pero te echaba de menos. Y es que en mi sueño éramos dos barcos que no pueden encontrarse sino en el final del océano. El final del océano. Como si no supiésemos que una pelota nunca se termina y no hay horizonte sino espejismo. Dos barcos enormísimos y vacíos vagando por encima de las olas, por debajo de las tormentas. Dos nubes que vienen al centro de todo a morir, como las gaviotas. Dos silencios simultáneos, dos gotas que se despegan del pretil y caen al agua, y dejan de ser dos, y dejan de ser gotas. A ver… en mi sueño no te echaba de menos, cómo explicarlo, pero sí al despertar, cuando vi que las cortinas conocían el frío y había bajo la manta una zona, una espesura, un sitio vacío más oscuro que la noche. Te eché de menos por la mañana, bien temprano, antes del café, antes de ver que París no era Venezia y aquellos dos barcos se habían perdido por los canales y no eran capaces de encontrarse. Ni siquiera de buscarse. Incapaces. Dos barcos reptiles que apartaban el agua. Dos barcos que se fueron hundiendo con el paso de los minutos desde el momento que abrí la ventana y te vi, en el edificio de enfrente, lejos de Italia, con el hombre y el vestido que siempre te mereciste.


Las ideas se van consumiendo,
y tu te vas apagando...

Solamente te cuen(t)o lo q(u)e tengo.

Te levantas por la mañana y te enredas entre las cortinas de los "buenos dias" y las noches (esas que nunca terminan de acabar) andas por el pasillo lentamente, rozando los jarrones con tus caderas, moviendote l e n t a m e n t e, vas directa hacia la cocina. Cenicero con el cigarrillo extralargo que nunca termina de consumirse, se consumen tus ideas y tus problemas, pero no lo apaga ni las aceras mojadas de Nueva York en invierno, téquila en mano. (Nada mejor para desayunar...). Tu risa gana siempre a esas dudas que tengo si agarrar tu mano o darte en el brazo. Tus manos: grises, tus piernas: grises, tus labios: los más rojos de todo el mundo. Tu corazón en jet-lag, navegando por las olas que causan tus sueños fugazes de estrellas.
Entre las sábanas, una zona oscura donde los infinitos perduran y esperemos que nunca terminen. Luego empezamos a ver como la alegría goza en cada una de tus sonrisas. Es como un sentimiento inexplicable, como perdernos sin buscar encontrarnos, como una isla en medio del Pácifico. Ser, estar y parecer.
El infinit(iv)o de algunos verbos.