domingo, 29 de abril de 2012

El silencio mata.





Eran las dos de la mañana y todavía era de día. Sostenías con cuidado la cámara de fotos cuando nos dimos cuenta de que hay cosas que es mejor no inmortalizar. Digamos que... hacerlo pondría su fin, como fotografiar a un mago en el momento del prestigio o contar la muerte del protagonista antes de un estreno. 
El sol pasó de una punta a otra de la ciudad en cuestión de segundos. Y nosotros nos mirabamos con la risa metida en los ojos. Estabamos descalzos y sin pisar la arena. Un zigzag se adueña de la llama que acciona en el cielo. ¿Pero entonces que se hace con los secretos? Querría besarte. Ahora. Y entonces el despertador.







viernes, 27 de abril de 2012

-Bueno... déjalo, soy idiota. 

+Si idiota es salir ahí cada día y decir que no quieres ser como los demas, si ser idiota es querer volar, querer conocer más, ser audaz, ayudar, reir, bailar, disfrutar, si ser idiota es valorar lo que tienes y lo que no tienes buscarlo o simplemente esperar a que venga, si ser idiota es hacer feliz a los de tu derecha y a los de tu izquierda, si ser idiota es rememorar cada segundo pasado y vivir otros con un último suspiro, si eso es ser idiota, ayudame a serlo, porque tu en ese caso eres idiotisisisimo.


Lunáticamente hablando...



                  

Filosofando mientras el profesor habla sobre algo que debería saber, pero no sé.

Después de un largo, gris y aburrido día de clase me ha dado por pensar en qué y cómo seria mi día 'perfecto'.. ¿Qué es? ¿En qué reside esa perfección? ¿En qué nos basamos para afirmar que algo lo es?..

He ido barajando posibilidades, y he llegado a la conclusión de que lo 'perfecto' solo es perfecto si lo perfeccionamos nosotros, es decir; por ejemplo, un vestido no puede ser perfecto colgado en esa percha de la tienda, solo lo será cuando tú lo lleves puesto porque tú eres ese detalle que faltaba para hacerlo 'redondo'; necesitabas que te quedase bien a ti para denominarlo 'perfecto'..

Exactamente lo mismo pasa con las personas: Las juzgamos, criticamos, nos reímos de ellas, pero hay ocasiones en las que, por cosas de la vida, esas mismas personas que antes eran simples objetos de cotilleo para nosotros, terminan siendo los que nos aportan su ayuda o hasta nuestros amigos y, ¿Por qué? Fácil; dicha persona adquiere ese detalle que le hacía falta para que, nuestro agrado, sea una persona digna de confianza. 
Dicho detalle puede referirse a ese vinculo de amistad, nuestra amistad; ese acto en el que se parezca a ti, o ese mínimo gusto que coincide; esas son las cosas que 'crean' a la persona perfecta. 
Todo esto pasa en igual medida con nuestra pareja: Nadie es perfecto para nosotros hasta que queramos que lo sea.

Gracias a esa regla, podemos ver lo muy egocéntricos que llegamos a ser con las personas. Voluntaria, o involuntariamente, adaptamos las ocasiones, las personas y en general el mundo en sí a nosotros para sentirnos a gusto. Basamos lo 'ideal' en nosotros mismos vía el subconsciente, haciendo una valoración profunda de cada individuo para ver qué falla o qué le hace especial, para, a partir de ahí, optar por conocer más o olvidar del todo a cierta persona. 

Muchos afirman que en la amistad o el amor entran en juego las emociones y sentimientos, y no soy quien para negarlo; pero principalmente no nos regimos por lo que sentimos, si no por cómo la otra persona es capaz de adaptarse a nosotros y en qué medida, en qué cantidad nos conviene y la conexión que creamos al compartir opiniones..


_Superficialidad, egoísmo y actitud valorativa. Esos son los factores que crean las relaciones entre las personas. Los sentimientos, la amistad... Ellos las mantienen. 
Y sí, quizá nos equivoquemos, pero ¿Alguien sabe controlar el subconsciente? Respuesta evidente. Sigamos equivocándonos, pues

Tú en Nueva York, y yo intentado ser un 'nuevo yo'.


Y tanto. Tan incoherente como atado a la lógica, tan.. Tú, que hasta a veces me asusta pensar que este vértigo que siento no es más que una de esas tantas ocasiones en las que me sacas de tu cabeza y me dejas caer, deslizándome por ese rascamiscielos.



                                                        -



Te mentí. Sí. Y lo admito ahora que el ruido del tráfico y las risas de los transeúntes nos dejan sordos. Te lo digo con la mirada,prefiero que todo siga así, con mi sonrisa mintiéndote con un 'todo va bien' y tus pestañas filtrando aquello que yo me niego a ver en tus ojos.. ¿No crees que así todo es más sencillo? Más gris, más rudo, más frío, más yo.. Todo, al fin y al cabo, termina siendo tal y como son las personas que lo crearon; nuestro 'todo', pues, será algo así como esa habitación del piso catorce, en el cual solo tu y yo nos hemos sabido querer como nunca, es decir; no querernos nunca, pero hacerlo a conciencia.


…¿Bien? Nada ha fallado. 

empezando por el Retiro de Madrid y acabando por hundir Venezia a base de embestidas..


¿Ves? Me cabes en cada mínimo detalle.





viernes, 20 de abril de 2012

Y allí estaba, con la sonrisa por bandera, bajo aquel amasijo de encuentros y despedidas. Ella le miraba inmóvil, agitando el brazo, riendo cada vez con más ganas. ¿Será eso lo que él echaba de menos? Quién sabe. Nadie sabe qué cosas echamos de menos. ¿Se extraña a una persona? ¿O a una voz? ¿O a sus besos?




Ella moría por volver a verle. Él por bajarse del tren y estrecharla contra el pecho. Moría por verla y por besarla, y aun sabiendo que no probaría esos labios por el momento, que quizás el abrazo inminente sea más lejano de lo habitual, bajó las escaleras aliviado, dejando detrás una línea de lobos que devoraban todas sus preocupaciones. Él estaba allí. Ella estaba allí. Por fin los dos con un país por delante, sin compromisos, sin secretos, sin contemplaciones. Él le contó lo de la línea de lobos y pensó en llamar encuentro a la estación. Ella imagino la línea como una línea de cisnes y decidió llamar al tren la despedida.

Tan triste como la estúpida sonrisa pícara de un niño con jersey de domingo en un bosque perdido, sin salida (hacia ti) pero si tiene salida (en el lado opuesto). Cristal roto acompañado de la ultima sonrisa de Alice causada por las drogas.

-Triste historia.

+Pues sí. -dice la niña que hace muecas, la que cuando la preguntan que que es lo que mas quiere, contesta solo y unicamente que la música.


Y tras tomar aire (tras tres estrechos meses), quizás pueda seguir contándoles el hecho más asombroso de todos los que me han acontecido sobre las carnes. Ayer caí en la cuenta, se lo digo. No se sabe a ciencia cierta (me encantaría decirle un par de cosas a ese que determina: esta ciencia es cierta, esta no, esta un poco) cuantos fotogramas por segundo procesa nuestro cerebro. Sin embargo es fácil comprobar con la ayuda de un cronómetro que no vemos nítidamente ni siquiera las centésimas de segundo. La pregunta es, si no somos capaces de ver qué sucede entre la centésima cuatro y la cinco, ¿cómo íbamos, insolentes verbeneros, creer una sola sucesión de acontecimientos?
¿Y cuanto es lo suficientemente insignificante?