domingo, 9 de septiembre de 2012

Presente, pasado o futuro...

En los diez minutos que llevo tumbado en el jardín he visto pasar un total de cinco aviones.
Cinco minúsculos puntos blancos han recorrido mi campo de visión; cinco pequeñas casualidades que han sucedido, mostrándome la efímera barrera entre el presente, pasado y el futuro: De ese último no sé nada, y ya quedó pasado el momento en el que me tumbé aquí. Lo que yo llamé presente un par de líneas más arriba ya no es más que el pasado que voy a mencionar justo después de estas palabras: Se fue y fue.

Sí, es cierto. Todo esto es tan extraño como el pensar que sobre mi cabeza hayan pasado un total aproximado de 600 personas.. ¿Os imagináis? Seiscientas vidas que serán protagonistas de la reflexión de una perdida que les ha observado sin que ellos se diesen cuenta. A metros de altura, todos congregados en un punto blanco que deja su estela como certificado de que, efectivamente, el pasado lo es porque hace un segundo fue presente. 

Y ahí queda, esa fina barrera temporal destacando sobre el azul cielo...

En cuanto a esas vidas.. ¿Dónde irán? ¿De dónde vienen? ¿Habrá alguien enamorado a bordo? ¿Alguien que esté arrepentido? ¿Alguien que eche de menos? ¿Algún médico?..
No sabéis lo que daría por conocer al menos una de las historias que acaban de sobrevolarme; escribirla aquí, y demostrar con ello que no soy el único que prefiere ser pasado que un futuro amor incierto, que no soy el único que se arrepiente de haber alzado vuelos equivocados y que, mucho menos, soy el único necio que echa de menos todo aquello que se pierde con el equipaje...

En fin, llamémoslo 'V.I.D.A.' (Venidas, Idas, Dramas y Amor) ¿Os parece? Llamémoslo así porque otro nombre podría ser demasiado corto como para explicar su compleja razón de ser. O muy largo, con lo cual perderíamos muchos segundos mientras intentamos hablar de lo que una vez no supimos que tendríamos, pero que sucedió, aún no quedándose por mucho tiempo..

Demasiadas palabras. Volvamos al vulgar y fácil 'vida'.

No soy médico—y si hay alguno en la sala que alce la mano y diga 'aquí estoy, si quieres fuego yo juego'— pero puedo afirmar que la vida es una variante adquirida: Sin cura, prevenible y en la mayor parte de los casos sufrida por esos viciosos que intentan franquear los obstáculos del tiempo saltando por sus cornisas sin capa de superhéroe. Necios. Somos esos los que acabamos sufriendo la vida por querer conocer de ella cada uno de los límites y desafiarlos, hasta darnos cuenta de que no somos lo suficientemente sabios como para burlar las casualidades que nos vienen predestinadas.

Somos nosotros, esos insensatos sin poderes mágicos ni armadura, los que contagiamos las ganas de vivir a través de sonrisas, miradas, roces, caricias, palabras... Y nadie se salva, por muchas capas de ropa que lleve encima, de empaparse de esa sensación ambiciosa de querer acelerar el reloj que late sobre la mesa de la oficina; romper su compás, y salir por la puerta grande llamando a esa persona que pensaba imposible; verle, contagiarse de su vida. Enamorarla. 

Olvidarlo todo. 

Y dejar que esa sonrisa ajena cale dentro de nosotros, impulsándonos a mandar todo a tomar viento y coger el primer vuelo a ninguna parte; perder el equipaje, echar de menos lo que perdimos y arrepentirnos por no haberlo hecho antes; por no saber que lo que en el pasado no apreciamos y perdimos en el presente lo echaremos en falta estando en un futuro vuelo de catorce horas.

Tiempo. Corre. Vuela. Jode. Quema. 

Esta es mi historia. Contada desde mi jardín mientras observo como seiscientas vidas van a dar la vuelta al mundo contagiando y contagiándose de nuevas ganas de eso que vulgarmente llaman 'vida'.

Ojalá.



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